ELÉONORE SIMON

Todos los derechos reservados © Eléonore Simon

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La fotografía encuentra a las personas adecuadas para narrar historias ya sea por azar o por accidente -este no es el caso- a Eléonore Simon la narrativa visual la descubrió viajando… encontrándose a sí misma y a su herencia nómada.

VALPARAÍSO

¿Qué te motivó a desplazarte de Nueva York a Valparaíso (Chile) y comenzar este proyecto?

ES: Me fui de Nueva York a Chile a finales de 2016. Tenía un billete de ida y ningún plan claro. Pero ese paso impulsivo no estaba desubicado, y creo que tiene que ver con la educación bastante nómada que recibí.

Cuando éramos jóvenes, mis papás se mudaban cada tres o cuatro años, a un país diferente o, después de instalarse en Francia, a una región distinta. Durante el último año de mis estudios en historia del arte quería seguir sus pasos, seguir viajando, por lo que me inscribí en un programa de intercambio con los Estados Unidos que me llevó a Filadelfia. Después de graduarme, me fui a vivir a Nueva York, donde me quedé 6 años. Era el tiempo más largo que había pasado en cualquier parte del mundo y estaba lista para avanzar, pero no sabía en qué dirección. Mi hermana finalmente me dio el impulso que necesitaba: ella misma se había mudado de Francia a Chile unos meses antes con su esposo chileno y su hijo de dos meses. Me invitaron a visitarlos. Así, lo que, de buenas a primeras, iba a ser una pausa en mi vida en Estados Unidos, se convirtió en un nuevo comienzo, tanto para mí como para mi fotografía. 

ELÉONORE SIMON / RETINA LATINOAMERICA
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Cuando empecé a fotografiar Valparaíso, me atrapó la magia del lugar y sentí que aquí había algo para mí. Entendí porqué la ciudad había fascinado a tantos artistas antes que yo, y quise aprender de ella y su gente. Poco a poco aprendí el español y empecé a orientarme cada vez más en el laberinto de calles estrechas, callejones sin salida y escaleras empinadas

Cuando empecé a fotografiar Valparaíso, me atrapó la magia del lugar y sentí que aquí había algo para mí. Entendí porqué la ciudad había fascinado a tantos artistas antes que yo, y quise aprender de ella y su gente. Poco a poco aprendí el español y empecé a orientarme cada vez más en el laberinto de calles estrechas, callejones sin salida y escaleras empinadas. Mi familia también fue un ancla fundamental: quería estar presente en la vida de mi sobrino, y más tarde en la de sus hermanos.

¿Qué tipo de actividades en el puerto impulsan actualmente tu tarea de  documentar el desarrollo de la zona?

ES: Ahora, como antes, me mueven más ciertos lugares, ciertas atmósferas y estados de ánimo que actividades en particular. Al leer tu pregunta, me imagino lanzándome de cabeza al corazón de una ciudad ajetreada. Pero estos vértigos no son para mí, mi ritmo es más tranquilo, y mi enfoque discreto.

Cuando la ciudad aún vivía al ritmo de sus eventos, siempre iba. El Carnaval Mil Tambores, la fiesta de San Pedro y la Quema de Judas, entre otros. Me encanta conocer estas tradiciones y estar con la gente. Algunos de mis mejores recuerdos vienen de ahí. Un año en la fiesta de San Pedro, después de la procesión de la estatua de este Santo Patrono de los pescadores en las calles, un pescador me invitó a continuar la procesión en su barco con sus familiares. Aproveché esta oportunidad de continuar las festividades dentro del mar de barquitos decorados, los pescadores de ambas caletas reunidos en la procesión. Era mi cumpleaños, el treinta por lo menos, y después de pisar tierra firme, celebramos el día juntos con una copa en un bar del puerto. ¿Creerías que ni siquiera tengo una buena imagen de ese día? 

Estos eventos son para que los disfrute, para que los viva, pero quizás no para que los fotografíe. Contribuyen a mi comprensión de la ciudad, alimentan mi amor por el puerto y en ese sentidoaportana mi mirada aunque no sea de forma directa. Soy una fotógrafa de lo cotidiano, de lo cercano, de las cosas que pasarías por delante sin darles una segunda mirada. En esta banalidad, creo que hay momentos de emoción, de reflexión, y espacio para verlos.

Otros artist@s—como Sergio Larrain— han elaborado proyectos fotográficos en la zona. ¿Consideras que tu proyecto tiene como referente elementos y/o simbolismos de otros trabajos visuales?

ES: Admiro mucho el trabajo de Sergio Larrain. Tal vez se note. Hay tanto que aprender mirando su libro Valparaíso, una esencia del gesto fotográfico y de la ciudad que logró capturar. 

Pero siempre me cuesta hablar de mis referentes. Son muchos los artistas que miro y estimo, pero es más complejo determinar hasta qué punto influyen en mi trabajo, o si las preguntas que me generan aparecen en mi obra. A menudo, lo que más admiro en otros artistas son las zonas de tensión, los aspectos en los cuales divergimos, lo que me gustaría poder hacer o ver. 

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Lo mismo ocurre con Larrain. Su imagen más famosa es la de las dos niñas bajando la escalera, de principios de los años 50. Ahí hay una brillante geometría, un juego de luces y sombra y una tinta surrealista que resuenen con mi propio trabajo. Pero son otras fotografías a las que siempre vuelvo. Composiciones libres, oblicuas, imágenes más cercanas al suelo y a algunos detalles de la ciudad, imagines que, si fueran mías, necesitaría convencerme de que no son un accidente. 

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Pero son otras fotografías a las que siempre vuelvo. Composiciones libres, oblicuas, imágenes más cercanas al suelo y a algunos detalles de la ciudad, imagines que, si fueran mías, necesitaría convencerme de que no son un accidente

Además de Larraín, vale la pena descubrir el puerto a través de la película poética de Joris Ivens, À Valparaíso, y con los ojos de Anders Petersen y Alberto García-Alix en dos ensayos fotográficos titulados Valparaíso. Petersen eligió para su portada una fotografía de pelícanos rodeando la basura, dándose un festín con ella. Mientras la imagen de apertura de García-Alix muestra una mano en primer plano, extendida hacia el Pacífico. Un pelícano vuela no muy lejos. Pelícanos, perros callejeros, pescadores, marineros... Es prácticamente imposible evitar a algunos personajes de la vida del puerto. También viven en mi trabajo. En cuanto al intenso sol de Valparaíso, y las profundas sombras que produce, no hay que buscar más allá de Larrain e Ivens. Pero no diría que estos elementos son referenciales. Si somos varios caminando en esos pasos, es porque se siente vivamente que aquí hay algo del corazón del puerto, que estos elementos llegan a evocar y simbolizar a Valparaíso entera.

Vemos que la abstracción y las composiciones geométricas son una constante en tus imágenes; a su vez se puede palpar dinamismo en la composición. ¿Cómo logras salir de la monotonía y retarte estando constantemente documentando las mismas localidades?

ES: Es cierto que amo imágenes bien construidas, una herencia de mis estudios de historia del arte, quizás. Pero creo que es difícil alcanzar un equilibrio entre la armonía de los distintos elementos de una imagen y una composición dinámica, así que me alegro de que pienses que lo he conseguido! 

Me encanta tu pregunta porque hablas de la monotonía como algo que se asoma tanto a la práctica como a las imágenes. Por supuesto, proceso e imágenes van de la mano, pero para mí hay una importante distinción: mientras que nunca me aburro cuando salgo a fotografiar, puedo cansarme de mis propias imágenes.

ES_valparaiso_07.jpgELÉONORE SIMON / RETINA LATINOAMERICA
A veces vuelvo con imágenes que sólo parecen ser una variación de una imagen que ya existe

Como muchos fotógrafos de calle, algunos lugares me hacen volver una y otra vez. La Caleta Portales, el cementerio de Playa Ancha, el paseo del mar, ciertos cerros, y mi barrio tranquilo son algunos de estos lugares bien recorridos. Aunque pueda parecer monótono, cada nuevo día trae sus cambios, ínfimos o notables, y siempre encuentro algo que fotografiar, un detalle que no había visto antes. ¿Y cómo pude pasarlo por alto? En eso la fotografía es la compañera más maravillosa: con una cámara todo se vuelve de repente interesante, digno de ser mirado.

Pero eso no significa que las imágenes estén siempre a la altura de este sentido, de esta curiosidad. A veces vuelvo con imágenes que sólo parecen ser una variación de una imagen que ya existe. Todos trabajamos dentro de nuestras obsesiones, y también es algo importante, y una fuerza impulsora. Pero al estar receptivo, siempre hay algunas imágenes que te llevan en una dirección diferente, que van un poco más allá. Se trata de reconocerlas, sacarlas del grupo, y dejar que alimenten tu reflexión. Al final, la fotografía es más que nada un trabajo de edición.

¿ Cómo se ha visto afectada la continuidad de este proyecto ---de ser el caso--- en estos tiempos de pandemia? ¿Cuáles son tus planes futuros con este  u otros proyectos?

ES: Entre el comienzo de la pandemia y ahora, he pasado unos seis meses encerrada. No ha sido fácil, pero me ha reconfortado ver el Pacífico por la ventana. Solo que la fotografía de calle no se hace desde la ventana, y este proyecto tuvo que ser pausado por meses, casi un año. 

Antes me preguntabas por la monotonía. Desde que empecé a hacer fotografía, me dedicaba a la fotografía de calle, trabajando en blanco y negro. De la misma manera, la mayoría de las obsesiones que aparecen en mi trabajo ahora se encuentran en mis primeras fotografías. Así que a menudo me he preguntado, preocupado quizás, sí siempre estaría trabajando en la misma línea, y si me cansaría de ella. Pero durante la pandemia, de forma muy orgánica empecé a explorar diferentes direcciones en mi hogar: cianotipos, fotografías instantáneas, incluso vídeo. Así que sin forzarlo este periodo abrió nuevas posibilidades creativas. Tal vez estas exploraciones influyan en mi forma de fotografiar Valparaíso, de una manera u otra. 

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En cuanto a los problemas de continuidad, cuando volví a las calles estos dos últimos meses, me encontré de repente en una ciudad enmascarada. Además de ocultar la expresividad de las personas, las mascarillas marcan las fotografías claramente en este tiempo que estamos viviendo, pero en mis imágenes, busco con mucha intención una cualidad atemporal: al mirarlas, es difícil decir si fueron tomadas el año pasado, hace cinco años o hace diez. Así que habrá que ver cómo evoluciona mi fotografía callejera en esa nueva realidad, si logro seguir en esta ambigüedad que tan me gusta. Es posible que este momento marque un punto final en la forma actual de mi trabajo de Valparaíso, un momento natural para convertirlo en otra cosa, para darle forma, hacer un libro quizás. Pero confío en el proceso, en dejar que el tiempo haga su trabajo, y en todas las sorpresas que el puerto aún puede ofrecer. Al mismo tiempo, disfruto de las diferentes orientaciones que he empezado a explorar este último año, y admito que me entusiasman más que la fotografía de calle en este momento.

Para finalizar, puedes comentar que ha sido para ti fotografiar Valparaíso con el paso del tiempo.¿Qué enseñanzas te ha dejado capturar esta ciudad y su gente? ¿Qué es para ti representar como artista visual esta cultura latinoamericana? 

ES: Es difícil siquiera imaginar cuánto me han impactado estos años viviendo y fotografiando en Valparaíso. Me viene a la mente un caleidoscopio de imágenes, sonidos, fotografías, recuerdos, de eso que te construye: el primer día de guardería de mi sobrino, la primera vez que le regalé a alguien una foto que le hice de pasada, mi primera fonda, o incluso la primera vez que fui capaz de hacer un chiste verdaderamente chileno. He aprendido de estas pequeñas formas en las que se filtra una cultura. También he aprendido de los grandes cambios del país, de la pandemia como del estallido social. No olvidaré el sonido del cacerolazo en la noche, y El Derecho de Vivir en Paz de Victor Jara sonando en los cerros después del toque de queda. 

Me viene a la mente un caleidoscopio de imágenes, sonidos, fotografías, recuerdos, de eso que te construye: el primer día de guardería de mi sobrino, la primera vez que le regalé a alguien una foto que le hice de pasada, mi primera fonda, o incluso la primera vez que fui capaz de hacer un chiste verdaderamente chileno

Con el tiempo, sutilmente, creo que mi fotografía en Valparaíso se ha vuelto más íntima, una consecuencia de acercarme al lugar, a su gente, y también de haber crecido más en mi propia voz. Pero cuando me preguntas cómo me siento al representar esta cultura... Eso me hace pensar. Soy muy consciente de que soy una extranjera aquí, con mucho que aprender, con cuidado y curiosidad, con y sin cámara. También creo que la fotografía es profundamente subjetiva: todos llegamos con nuestro propio bagaje, nuestra propia personalidad, nuestra propia escritura fotográfica, que son prismas a través de los cuales miramos y mostramos. Así que no pretendo explicar Valparaíso, ni mucho menos la cultura latinoamericana. Valparaíso es una ciudad compleja, misteriosa y contradictoria, con riquezas y miserias, un lugar bello y sucio, una ciudad a veces pareciendo de otra época, pero en continuo movimiento, transformación y lucha. Un verdadero collage. Así que lo mejor que pueda hacer es retratar mis impresiones e interrogaciones: en eso creo que hay verdades sobre Valparaíso y sobre mí, pero depende del observador encontrarlas.

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RETINA LATINOAMERICA / Espacio para el encuentro latinoamericano, fomentando la visión y diversidad de fotógrafos callejeros emergentes.

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