MANUELA SAAVEDRA
Manuela Saavedra (1994), fotógrafa colombiana nacida en la ciudad de Cali, ubicada al oeste del país. Actualmente reside en Bogotá, donde ha dedicado mucho de su tiempo a tomar fotografías en la calle.
Manuela nos cedió un espacio para presentar en RETINA LATINOAMÉRICA su proyecto durante esta etapa preventiva del Covid-19 . con el nombre de ALTARES . El artista nos comenta su transición de fotografiar en la calle e introducirse a este ritual de crear a partir de sus objetos personales de su cotidiano, un nuevo mundo, con la carga simbólica que son pertenecientes a la memoria de la autora.
ALTARES
¿Cuéntanos cómo comienza este proyecto?
MS: En marzo, cuando comenzó la cuarentena estricta, empecé a crear estas fotografías que les comparto hoy. Las llamo 'Altares'. Surgieron de mi ansiedad al verme completamente distanciada de mi espacio fotográfico de comodidad, que era la calle. Necesitaba una excusa para seguir tomando fotografías. Estaba en busca de una narrativa en el lugar donde me encontraba encerrada, pero los primeros intentos de saciar esa sed por seguir tomando fotos resultaron en mostrar los espacios vacíos y monótonos de la casa en la que vivía en esos momentos. Sobra decir que esos primeros intentos no me gustaron. Sin embargo, seguí buscando un camino, un lenguaje, y así llegué a mis 'Altares'.
¿Cómo es que decidiste abordar el tema de los Altares, que te atrajo a este motivo?
MS: Encontré enterrada en mi biblioteca un viejo libro con imágenes de bodegones de naturalezas muertas pintadas por artistas holandeses del siglo 16 y 17. Revisándolo empecé a reconocer la carga simbólica que contienen los objetos como: las monedas, las velas y los cuchillos, que más allá de ser unos objetos de utilidad, son canales de comunicación que evocan a la vida y la muerte. Así, mi nuevo y pequeño mundo cobraba un nuevo sentido. Mis historias viraban a la observación del microcosmos de mis pertenencias. Estos objetos traídos del mundo exterior los había convertido en parte de mi mundo interior. Estaban cargados de memorias mías, pero también contenían ideas y significados establecidos universalmente. Al igual que también podían significar algo personal pero completamente distinto para lxs observadorxs.
Acerca de la organización de los altares, como la de los trastes en la tarja ¿tiene que ver con elementos de caos relacionados al covid-19 que reflejan tu ansiedad?
MS: Pienso que particularmente en el altar de los trastes hay una relación muy directa con el Covid. A pesar de cocinar frecuentemente antes de la pandemia, cuando empezó todo esto, noté que la cantidad de trastes sucios había aumentado sustancialmente. Y es gracias a ese caos que ya existía en mi cocina naturalmente, que se me ocurrió hacerle un altar. También en el video altar hay una relación directa de los elementos con el Covid. En el video trato de hacer aún más explícito que estoy hablando del tema al poner elementos claves de la pandemia como el alcohol desinfectante, la bolsa de tapabocas, y el papel higiénico. Además de incluir periódicos de actualidad donde casi todo, especialmente en esos primeros meses de cuarentena, hablaba sobre el covid y sus impactos en la sociedad.
En los otros altares hay ciertos elementos que hacen parte del mundo del Covid. Sin embargo, los objetos que predominan en esas fotografías cargan con connotaciones que me parecen más pertinentes que la relación potencial que puedan tener con el covid. Por ejemplo, con el altar de los zapatos y las revistas, pienso que hay un nexo con el tema del movimiento. Los zapatos son el movimiento físico y material de nuestros cuerpos, y las revista son el movimiento verbal y comunicativo. Con respecto a la ansiedad, creo que es la disposición de los objetos en el espacio de las fotografías la que más refleja ese estado de ánimo.
¿Consideras que estos objetos tienen un valor museográfico al trasladar su carga significante universal al personal?
MS: Creo que retratar objetos cotidianos le brinda al espectador una oportunidad de imponer sus propios significados en la imagen. Esto le permite a las fotografías el trascender fácilmente entre lo universal y lo personal, permitiendo al observador sostener una relación de familiaridad con las imágenes. Tuve una conversación con un amigo acerca de las imágenes que me hizo caer en cuenta que ellas como fotografías también son un registro del presente. Y que esos objetos pueden desaparecer en algunos años, o si son un producto comercial, pueden cambiar su forma o su etiqueta, pero gracias a estas imágenes pueden quedar cristalizadas como los objetos que fueron en este tiempo. Supongo que ahí es donde podrán ser vistas con esa fascinación del pasado, como ocurre en los museos. Sin embargo, habrá objetos que probablemente no generen esa nostalgia. Tal como me sucedió cuando observé los bodegones de los pintores holandeses y encontré en ellos objetos cercanos a mí como los espejos o los libros.
¿Habías realizado proyectos como este anterior al covid-19?
No había realizado algo así tan conceptual y controlado antes. Hasta que comenzó la pandemia yo estaba enfocada en retratar momentos de la calle en colombia. Justamente estaba creando un proyecto alrededor de momentos que capturaba a través de ventanas, pero por el momento ese proyecto está en pausa, o por lo menos no estoy trabajando en él activamente.
¿Crees ha cambiado este proyecto tu forma de mirar, teniendo en cuenta que eres fotógrafa de calle?¿nacen nuevos intereses para ti que quisieras abordar?
MS: Sí, siento que definitivamente este proyecto implantó nuevas ideas y formas de pensar en mi fotografía. Por la manera completamente controlada en la que trabaje con los altares, he notado que mis intereses en la calle también se influencian por ese control. Por ejemplo, ahora estoy interesada en captar más retratos y trato de dirigir un poco más la distribución de las personas en el espacio y de sus miradas. También he comenzado a relacionarme más con las personas en la calle que están haciendo algo que me llama la atención para poder tener más cercanía en el encuadre de la foto. Esta manera de trabajar ha sido particularmente útil con el proyecto que estoy llevando a cabo actualmente, en donde estoy retratando la vida de un parque, ya que la falta de multitud hace que las personas en el parque sean más conscientes del entorno entonces es necesario pedir permiso en muchos casos. Sin embargo, aún sigo retratando momentos sin mi intervención, cuestión que me sigue pareciendo un ejercicio hermoso y una manera de ver que me sigue interesando para mi forma fotográfica.
Otra cosa que me ha aportado este proyecto es la intervención de espacios y la manipulación de las fuentes lumínicas que uso. Esta idea la complemento con la fotografía de John Divola, en especial recomiendo mucho su libro ‘Chroma’. En él hay una gran manipulación del color en las imágenes el cual crea nuevos y viejos discursos simbólicos como su fotografía de la cabra en color magenta-rojiza que podría connotar, según mi interpretación, algo bíblico y demoníaco. Quisiera a futuro, experimentar aún más con la luz porque para los altares fui muy cuidadosa y me contuve mucho ya que lo que quería era unos espacios completamente iluminados con poca sombra.
¿Qué conclusión podrías darnos de este proyecto?
MS: Mi reflexión con este proyecto es poderme haber dado cuenta que uno como fotógrafo puede tomar varios caminos simultáneos. Es decir, uno puede ser más que un fotógrafo de calle y pienso que la fotografía permite con facilidad ampliarse hacia distintos campos, sea el paisaje, los bodegones o naturalezas muertas, los retratos, o la arquitectura. Curiosamente, entre todos esos caminos puede uno converger para crear ideas auténticas y personales que reflejan en parte la identidad del fotógrafo.