PAUL GAMBIN
Paul Gambin es un fotógrafo, videógrafo y editor ítalo-británico con sede en Cusco, Perú, que utiliza la fotografía y video para diseccionar y analizar temas relacionados con la cultura, el lenguaje y la percepción. A lo largo de su carrera, su visión fotográfica se ha desarrollado desde el cuestionamiento de la ética del medio para centrarse en la relación entre subjetividad y objetividad.
Explorando archivos y colaborando con las personas que fotografía, Paul usa el tiempo, la memoria y la identidad para construir narrativas de múltiples capas que combinan múltiples perspectivas, invitando al espectador a construir sus propias realidades.
Es un National Geographic Explorer, fotógrafo freelance para Reuters, contribuidor regular para Le Monde, y co-fundador del centro de las artes en Urubamba, Maleza.
¿Cuándo y dónde comenzaste a fotografiar?
PG: Empecé a fotografiar bastante tarde, tal vez fue en el 2015 o 2016 y no era algo en lo que hubiera pensado mucho antes. Me regalaron mi primera cámara y me fui de viaje durante unos meses entre trabajos. Mi cámara se convirtió en una excusa para ser curioso, casi invasivo, y me ofreció una maravillosa oportunidad de poner mi nariz en situaciones que de otro modo habría ignorado. De esa manera la fotografía me llevó a lugares y me dio experiencias que no habría vivido y todo se volvió bastante adictivo, creo.
Me imagino que muchos fotógrafos comienzan de esta manera, y yo tenía esta visión de fotografiar historias de viajes y naturaleza como los fotógrafos de National Geographic o algo similar, y ese fue mi primer acercamiento ingenuo a la fotografía.
Fue solo hasta que regresé de mis viajes y comencé a explorar lo que Londres, mi ciudad, tenía para ofrecer en términos de cultura fotográfica, que mi visión se amplió y mis objetivos cambiaron. Recuerdo claramente la exposición Gathered Leaves de Alec Soth en el Museo de Ciencias que completamente puso mi mundo a patas arriba, el estaba haciendo algo con la fotografía que en mi ignorancia no había imaginado posible. Había tanta melancolía, sentimiento y simbolismo en su trabajo que me abrumó.
¿Quién (es) ha(n) sido el referente de tu fotografía?
PG: Como mencioné, Alec Soth fue una gran influencia en mi trabajo desde temprano, en todo caso me abrió los ojos a las distintas posibilidades que podía explorar la fotografía. A partir de ahí, tuve la suerte de empezar a trabajar como gestor cultural en Magnum Photos y, por lo tanto, no sorprende que muchos fotógrafos de Magnum hayan influido mucho en mi trabajo.
Tenían esta maravillosa biblioteca de libros en la oficina y pasaba mis pausas para el almuerzo y cualquier otro momento libre con la nariz atrapada entre las páginas. Descubrí el trabajo de Sohrab Hura quien, como Alec, supo expresar mucho con su trabajo y sus narrativas. Hay una crudeza e intimidad únicas en su trabajo que nuevamente me conmocionó y cambió todo, y como resultado trato de aplicar la misma introspección y sentido de lugar a mi trabajo.
Creo que más que fotógrafos, los fotolibros, que son una combinación de trabajo entre un fotógrafo, un editor y un diseñador, han sido mi mayor influencia. Empecé a coleccionar libros y estos se convirtieron en mi escuela ya que nunca había estudiado fotografía. Algunos grandes libros en los que puedo pensar que han influido en mi forma de pensar es el libro de Larry Sultan y Mike Mandel Evidence, que trata sobre la subjetividad inherente de la fotografía, o Raised by Wolves de Jim Goldberg, que lleva la idea de la fotografía a otro nivel, menos visual y más narrativo. TTP de Hayahisa Tomiyasu es un libro precioso sobre la obsesión y las posibilidades de la fotografía; y Family love de Darcy Padilla, aunque de ninguna manera es un gran libro, es un ejemplo perfecto de lo angustioso y profundo que puede ser la fotografía.
Me encanta la visión poética del fotógrafo chileno Larraín, aunque no estoy demasiado enamorado de las reediciones de sus libros, y vivir en América Latina ha definitivamente jugado un papel importante en cómo se ha desarrollado mi estética en los últimos años. Algunos grandes libros que han influido en mi práctica desde que llegué a América Latina son Reglas para Pelear de Paola Jiménez, que es increíblemente personal pero accesible, o Vorágine de Orlando de la Rosa, que puede ser crudo pero desgarrador, entre muchas otras obras increíbles.
¿Qué te interesa comunicar con tus imágenes?
PG: Esta es una pregunta realmente difícil que me lleva a una pequeña crisis de identidad y que me mantiene sufriendo el síndrome del impostor. Realmente depende de lo que esté haciendo, pero voy a abordar la cuestión desde una perspectiva personal, menos sobre la fotografía editorial o la cobertura que he hecho o quiero hacer, y más sobre mi trabajo de autor.
Creo que conceptualmente siempre estoy tratando de cuestionar el medio. Un poco como el libro de Larry y Mike que mencioné anteriormente, quiero desafiar la noción de objetividad en la fotografía, que sorprendentemente sigue siendo un debate rampante entre la comunidad de fotógrafos y aficionados. También creo que parte de mi papel como fotógrafo hoy en día es aportar algo nuevo a la conversación sobre la fotografía como una forma de arte y estoy constantemente, aunque no necesariamente con éxito, tratando de desglosar las nociones de lo que la fotografía debería y no debería ser, a mi pequeña manera.
Más allá de esto, creo que es importante para mí comunicar algo personal pero universal, una historia que es mía, pero que puede ser entendida y sentida por quienes están más allá de mí (esto lo aprendi de Antoine d’Agata en México, que no paraba de cuestionarnos este punto a mi y otros estudiantes).
De tal manera quiero invitar al lector de mis proyectos a un cuestionamiento de normas asumidas, por ejemplo la de la dinámica familiar o incluso la del amor. Quisiera invitar al lector a pensar críticamente sobre los temas que aborde y verse reflejado en ellos. Puede sonar redundante o incluso pomposo, pero ese pensamiento crítico, sin importar el resultado o si mi trabajo gusta o no, es realmente todo para mí. Creo que lograr eso es comunicar algo especial.
¿Cómo se reflejan tus experiencias de vida en los simbolismos que vemos en tus fotografías?
PG: Hace mucho tiempo me di cuenta de que solo debía tratar de contar mis propias experiencias, o al menos reflejarme en mis fotos tanto como pudiera (aunque, ¿es posible no hacerlo?). No veo esto como algo egoísta, y no es porque crea que soy más interesante de lo que estoy fotografiando, que por supuesto no lo soy. Proviene de la comprensión de que estoy mejor posicionado para contar mi propia experiencia que la de los demás y que si aceptas que la fotografía es puramente subjetiva, aceptar este tipo de enfoque te libera de las ataduras de una objetividad imposible. ¿Eso responde a la pregunta?