MANUEL ALVAREZ BRAVO

UNA MIRADA HACIA EL COLOR

Derechos reservados ©Manuel Alvarez Bravo

“El principal instrumento de un fotógrafo son sus ojos, lo extraño de esto es que muchos fotógrafos eligen usar los ojos de otro fotógrafo del pasado o del presente, en lugar de los suyos; estos fotógrafos están ciegos”

Todas las fotos en este artículo son propiedad intelectual del autor ©Manuel Alvarez Bravo.

Por: Rafael Acata

Uno de los primeros acercamientos que tuve en la fotografía fue con la obra de MAB, conocido internacionalmente por su trabjao en blanco y negro. Este artículo esta dedicado en mostrar la etapa en que realizó color durante los 50s, 60s y quizá 70s. Mucho de ese material es del periodo en el que trabajó para el fondo Editorial de la Plástica Mexicana, que fundó con Rafael Carrillo, Carlos Pellicer y Leopoldo Mendez hacia 1959.

Manuel Alvarez Bravo, Mexico City, 1988 Photo Abe Frajndlich

MAB fue un fotógrafo que en su inicio recibió críticas por la forma del cómo representaba aquello que miraba, una forma que no era característica de la época. Su entorno intelectual como amigos, fue sin dudas, un incentivo para que su trabajo se diera a conocer. En 1927 conoce a la fotógrafa Tina Modotti con la cual lleva una amistad, y la cual será un personaje que marcará su trayectoria como artista . Álvarez Bravo había admirado el trabajo de Modotti en revistas como Forma y Mexican Folkways incluso antes de conocerse. Modotti lo presentó a varios intelectuales y artistas en la Ciudad de México, incluido el fotógrafo Edward Weston, quien lo animó a continuar con el oficio.

En esa época compartió exposición junto al fotógrafo francés Henri Cartier Bresson en la ciudad de México, fascinando a Andre Breton, quien descubrió en su trabajo un “surrealismo innato”. También obtuvo otras menciones como la beca de la fundación Guggenheim el premio Victor y Hasselblad en 1984, siendo el tercer autor con esta nominación después de Ansel Adams y Cartier Bresson.

Hombre parco en fotografiar, tomaba tiempo, fotografiaba los domingos o en sus tiempos libres durante su trabajo, era organizado en sus cotidiano, le gustaba leer y escuchar música. Sus obras fueron tituladas por la influencia de lo que leía o inspiraba de otras artes, fotógrafo humanista y de calle; retrataba la vida de la gente, su estilo de vida en forma de reportaje siempre con algo adicional, y ese algo adicional a lo que hoy conocemos como fotografía de calle.

También quiso hacer cine, por lo cual fue experimental con algunas grabaciones, ante su frustración de nunca haber entrado en el mundo del cine formalmente. Trabajó también en esta etapa de fotografía en color con Polaroids, medio que resultaba poco artístico o informal en aquella época. Era un hombre siempre interesado en conocer los procesos y nuevas técnicas de la fotografía.

MAB vio en el color un recurso que otros fotógrafos coetáneos de su época no miraron, si no de aquellos que como extranjeros se sorprendieron de los colores vivos y radiantes de lo que es México .

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“Si el fotógrafo no tuviera un bagaje de experiencias, de conocimiento de lo que pasa en el país o en el mundo, entonces no tendría nada que expresar, y se ve algunas veces en obras superficiales que no dicen nada. La fotografía es un medio de comunicación; un comunicar ¿qué? ”

No importando los medios o técnicas con los cuales capturaba su cotidiano, MAB logró transmitir un lenguaje, una nostalgia en sus imágenes. Como por ejemplo estas fotografías tomadas con una Polaroid, donde vemos a un artista que cambia como un camaleón su estilo que lo representaba en esa época, adaptando y sugiriendo una nueva voz en el artista. Siento al mirar estas imágenes cierta inocencia o mejor dicho la presencia de un niño que juega a ser artista, descubriendo elementos como colores, texturas y transparencias. Otras veces mostrando momentos emotivos y de ternura como la de una mujer sosteniendo a su hijo.

Exploró el color en 1920 a veces con más o menos intensidad hasta el 2002, año en que murió. Durante este tiempo que el vivió mucho de su trabajo a color no fue impreso, exhibido o publicado. Entre el trabajo recuperado se estima 3100 imágenes, de ellas 400 en formato polaroid.

MAB evitaba brillantes distractores en los colores o contrastes para llamar la atención a los detalles de composición, como aquellos detalles de naturaleza muerta y en sus retratos, mayormente de figuras femeninas.

“Uno debe estar por encima del lenguaje, la contradicción del pensamiento introducido por un título, siempre enriquecerá la parte interna de nuestro ser”

Cabe mencionar que fue inspirado por fotógrafos de Nueva York como Nickolas Muray y Edward Steichen que estuvieron fotografiando en color en México a finales de los años 30s.

Sus imágenes durante los 40s y 50s son mayormente en espacios domésticos, salvo pocas fotos tomadas en el exterior, como es el caso de la foto de ladrillos durante su primera etapa en color, imagen tomada durante una excursión.

Durante los años 60 trabaja mayormente con una Hasselblad y Rolleiflex usando rollos de 120 mm, experimentando aún con elementos de interior como de exterior pero poniendo atención a tranquilos temas como el del paisajes, imágenes de salvajes espacios para desarrollar: reflejos, formas, y el vasto horizonte.

“Naturalmente las cosas que se están produciendo en el momento, no tienen suficiente distancia para poderse definir”

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Sus imágenes estaban muy bien pensadas, eran armadas deliberadamente, eran imágenes simbólicas y metafóricas, cuya capacidad de contar historias evoca las posibilidades de la fábula y la parábola.

CONCLUSIONES

Sin duda su obra a color es una referencia para asomarse a los destellos de color como lo es México, un pais de inagotada luz. Un fotógrafo que admiro sin duda en todas sus fases en la fotografía; un poeta de la imagen. Las referencias en sus títulos aluden y destacan la complejidad de su ser como por mencionar la imagen “que chiquito es el mundo” o “la buena fama”. Autor que humildemente se consideró siempre un aficionado antes que artista, y con esa sencillez y frescura dejamos en un pensamiento de Manuel con un final inconcluso a su basta obra. “Si quieres ver lo invisible observa con atención lo visible”.