XIMENA ECHAGUE
Crecí en Buenos Aires, me convertí en fotógrafo en Europa y ahora vivo entre Nueva York y Bruselas. Mi vida ha influido en la forma en que veo a las personas que me rodean. Siempre he vivido en grandes ciudades con grandes poblaciones flotantes, lo que naturalmente me llevó a sentir empatía por ellas. Todos somos migrantes de diferentes maneras, moviéndonos tratando de mejorar nuestra suerte en la vida. Intento plasmar esta dinámica humana en mi fotografía, hecha de esperanzas cumplidas o destrozadas, con su drama y contradicciones. La odisea de la vida humana.
¿Cuándo y dónde comenzaste a fotografiar? ¿Quién (es) ha (n) sido el referente de tu fotografía?
XE: Siempre estuve rodeada de fotógrafos, periodistas y cineastas, tanto en mi familia como amigos, así que surgió naturalmente el interés por la fotografía, aunque también por muchas otras cosas, incluida la talla en piedra o la danza contemporánea. Me fui a vivir a España con apenas 20 años y sin dinero. Tuve que dejar la escultura y posteriormente la danza. Tras trabajar en lo que surgiera, finalmente entré en un estudio de fotografía donde aprendí el oficio trabajando allí por más de diez años. La fotografía me acompaña desde entonces, con épocas de mayor o menor dedicación, aunque cuando me instalé en Bruselas sin mis hijos, sin hablar francés y sin conocer a nadie, decidí vincularme con los demás a través de la cámara. Desde entonces, se convirtió en mi pasión y trabajo cotidiano.
Crecí entre libros de fotos de Avedon y una enorme imagen de un bailarín de Mapplethorpe en el salón de mi casa materna. Esos son mis primeros recuerdos y seguramente la primera fuente de inspiración.
No mencionaré a todos los fotógrafos que admiro por que sería muy largo, pero entre los clásicos están Ramón Masats, Josef Koudelka, Eugene Smith y, por supuesto, Robert Frank, entre muchos otros.
Me inspira el trabajo de Joel Meyerowitz, Alex Webb, Bruce Davidson, David Alan Harvey, como también un tipo de trabajo más documental como el de Nan Goldin, Diane Arbus o Cristina Garcia Rodero. Cada uno con una mirada muy particular y poderosa. Todos ellos, y muchos otros, dejaron huella, y salvando las distancias, influenciaron quien soy como fotógrafa. Si debo mencionar el presente, considero a los hermanos Vineet y Rohit Vohra mis gurús en fotografía. A pesar de que mis imagenes son muy diferentes, su visión, su forma narrativa y su poesía me ha marcado profundamente.
¿Qué significa la fotografía de calle y documental para ti?
XE: La fotografía de calle, la documental y el fotoperiodismo son un continuo, con fronteras bastante difusas a veces. Todas ellas intentan captar, y en parte explicar, la realidad que vivimos. Personalmente creo que la fotografía de calle, desde una perspectiva “Bressoniana” del momento decisivo, es decir, sin alterar la realidad, es también fotografía documental. La fotografía de calle es inmediata, cándida, sorpresiva. La documental es meditada, estudiada, sabes el mensaje que deseas transmitir de antemano, mientras que en la calle te dejas sorprender.
Salgo a fotografiar la calle casi todos los días, mientras tengo siempre algún proyecto documental que suele durar varios años. Para mí la fotografía de calle y la documental se complementan. La calle es la adrenalina del momento, una adrenalina que necesito para vivir. Mientras que la documental, es un objetivo a más largo plazo que sirve también para estructurar mis tiempos.
Has planteado que “tu vida ha influenciado la forma en que miras a la gente a tu alrededor” ¿Cómo se reflejan tus experiencias de vida en los sujetos que vemos en tus fotografías?
XE: Yo creo que mis imágenes son un espejo de mis experiencias de vida, combinadas con el estado anímico del momento. Me parece que esto es algo que le ocurre a muchísimos fotógrafos. Hay un proceso inconsciente en donde tu atención se posa en un tipo de situaciones y no otras.
Tu crees que estás abierto a todo, has salido a cazar con tu cámara, sin embargo, tus ojos se fijan en determinadas situaciones que podrían reflejar visualmente tu estado emocional del momento, algo así como un reflejo del alma. Eso que aparece reflejado en la imagen, muchas veces tiene más que ver con uno mismo que con el objeto fotografiado, al cual desconocemos por completo.
Hablamos de una foto franca, ya que aquello fotografiado es real; sin embargo, encuadramos, utilizamos la luz y nos centramos en una particularidad de la escena general, creando, en muchas ocasiones una especie de ficción.
Tu trabajo se ha presentado en sobre 20 países alrededor de Europa, Latinoamérica y Asia. A su vez, muchas de tus fotos se han publicado en revistas como Eyeshot, Fotografiska, Leica Fotografie International , LensCulture, Life Framer, National Geographic entre otras. ¿Recuerdas tu primera exhibición / publicación ? ¿Qué te motivó a dar a conocer tu trabajo de fotografía documental y callejera?
XE: Recuerdo muy bien mi primera exposición porque fue el resultado de mi primer trabajo fotográfico. Me habían prestado una cámara para “jugar” a hacer fotos de una Gay Parade en Madrid. Yo tenía veintipocos años y trabajaba en el estudio de fotografía. Tras revelar el material, me alentaron tanto a seguir que pensé que era una broma; no recuerdo como, pero al año siguiente mis imágenes fueron expuestas en galerías de Madrid y Barcelona. Para mi fue un shock, un enorme estímulo.
¿Cuál ha sido tu experiencia en festivales de fotografía callejera y documental ? ¿ Qué impacto tienen estas oportunidades en tu proceso artístico y profesional?
XE: Los festivales son un negocio, cosa que me parece bien, aunque en muchos casos no esté de acuerdo con su funcionamiento. Gracias a los festivales he descubierto el trabajo de profesionales que admiro y las tendencias del momento en la fotografía de calle o en la narrativa documental. También he recibido algún premio que me alegró durante un rato, pero sobre todo me animó a continuar. No creo que los festivales tengan impacto en mi proceso como fotógrafa. Más que crear oportunidades, gracias a ellos he ganado muchos amigos, fotógrafos de todo el mundo que de otra forma hubiera sido difícil conocer.
¿Hay algún tipo de rol que desempeñas en las artes? (un poco sobre tu experiencia como curadora, juez y mentora para organizaciones como Women Street Photographers, Little Box y Fotógrafas LATAM)
XE: Además de dedicarme a mis propios trabajos, intento colaborar en la difusión de la fotografía hecha por mujeres. Durante muchos años, sobre todo en la fotografía de calle, las mujeres teníamos muy poca representación, incluso los grupos y colectivos estaban compuestos mayoritariamente por hombres, así como los jurados de los festivales. Con el tiempo esto va cambiando, pero ante la supuesta falta de interés por nuestro trabajo, decidimos comenzar a promocionarnos entre nosotras. Así es como nacen algunos grupos y colectivos creados por fotógrafas mujeres para mostrar nuestro propio trabajo a nivel global.
En mi caso particular, comencé uniendome a WSP, creado por Gulnara Samoilova en New York, en donde trabajo en distintas áreas, desde la búsqueda de espacios para exposición, como mentora del programa de dos semanas de residencia en New York, siendo jurado junto con Gulnara para alguna de nuestras open calls, como productora de cortometrajes sobre fotógrafos, en este caso mujeres y hombres también, y como creadora de nuevos proyectos… un poco de todo!
En cuanto a la fotografía latinoamericana hecha por mujeres, mi trabajo como curadora va más allá de la fotografía de calle, e incluye la fotografía documental y el fine art. Mi intención es ayudar en la internacionalización de jóvenes fotógrafas emergentes más allá de la región. El próximo abril Fotógrafas Latam tendrá su primera exposición en París, mostrando el trabajo de 69 mujeres.
Siendo yo misma latinoamericana, conozco de primera mano las limitaciones con las que se encuentran muchas fotógrafas a la hora de intentar dar a conocer su trabajo más allá de las redes sociales. Siempre me gusta trabajar en equipo y sobre todo, ayudar a los demás. Creo firmemente que la unión hace la fuerza.
¿Has notado algún cambio en el rol y las oportunidades de la mujer dentro de la fotografía? (Pensando, si acaso, en tus comienzos notaste algún tropiezo o reto). Sabemos que formas parte sobre muchos círculos creativos donde predominan las mujeres así que nos gustaría saber si el encontrarte y encontrar a otras mujeres ha empoderado tu trabajo.
XE: He tenido varios tropiezos en mi carrera, algunos de ellos han tenido algo que ver con el hecho de ser mujer y otras veces, en tanto que latinoamericana, en el reconocimiento por parte de algunos medios como tal, por estar radicada en el exterior. Sin embargo, volviendo al primer punto, las cosas han ido cambiando en un sentido positivo. Desde que las mujeres nos hemos unido y potenciado, nuestro trabajo se ha instalado en un lugar importante y podríamos decir que hoy se reconoce y valora. Esta unión nos empodera a todas y cada una. En cuanto a mi trabajo personal, efectivamente hoy tiene mucha más visibilidad gracias a mi participación en WSP, quien cuenta con más de cien mil followers.
Cuéntanos sobre tus actuales proyectos fotográficos. ¿Cómo el COVID-19 ha impactado tu procesos creativo?
XE: En 2019, entre el miedo, el desconcierto y la angustia que generó la pandemia, nació, casi sin darme cuenta, un trabajo introspectivo a partir de la frustración de no poder continuar con mi SP. Esto inició una serie de autorretratos que hacía para mi misma. Como género no es algo que me interese particularmente, sin embargo, cuando decidimos crear con Gulnara un grupo en Facebook para que los fotógrafos de calle compartieran el tipo de imágenes que estaban creando en confinamiento, decidí compartir uno de mis trabajos personales. Parece que gustó, porque empezaron a compartirlo y publicarlo en algunas revistas. Ese fue el empujón que me animó a continuar. Una vez que se abrieron las calles, aunque lo que veía carecía de interés para mi; gente enmascarada y distante, preferí seguir apostando por la SP, aunque con un estilo un tanto minimalista. Esa inspiración que provocó los autorretratos desapareció. Fue parte del momento, y ante la reapertura, ya no tenía mucho sentido para mi.
En cuanto a mis proyectos fotográficos, trabajo casi a diario en SP y estoy pensando cómo y cuándo retomar mi trabajo documental sobre inmigración. Hoy apenas tengo tiempo; dedico muchas horas a los nuevos proyectos que estamos creando con Gulnara para WSP, además de estar en el proceso de creación de mi primer libro. Todas tareas que requieren una alta concentración y poca compatibilidad con la diversificación.
¿Qué le espera a Ximena Echagüe en el 2021? ¿ Algunas ideas o proyectos futuros se están armando?
XE: Lo primero que espero, como todo el mundo, es que consigamos dar por acabada esta pandemia con la menor cantidad de pérdidas humanas y económicas posible. Hasta entonces, planificar es un tanto utópico. He trabajado el último año para algunas exposiciones que han sido canceladas hasta nuevo aviso. Lo mismo ha ocurrido con los viajes que tenía. Lo único que puedo hacer es continuar avanzando en los proyectos que tengo en camino pero sin fecha prevista, y aprovechar este tiempo en Bruselas, donde está prohibido salir del país, para trabajar en mi libro.